Poemario Lunar Vol. 2

agosto 05, 2019
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Trabajo compilatorio en conjunto con Gustavo Ramírez T.

 

Porque hay tantas lunas como lunáticos continuamos con poemas para alunizar y alucinar.

Imposible que la luna

Violeta Parra – Recopilación de música tradicional campesina 1959

 

Imposible que la luna

le quite al sol su carrera.

Más imposible será

quitarme de que te quiera.

 

Quitarme de que te quiera

no me lo quitó ninguna.

Porque los amores nacen

de los centros de la luna.

 

De los centros de la luna

de los que no tienen fin.

Y más cuando no te veo

es tan grande mi sentir.

 

Es tan grande mi sentir

que anda mi amor en el adre,

por no saber si me quieres

no me habré quejado tarde.

 

Viva la noble compaña

verde cogollo de olivo,

dónde habrá pena mayor

que un desprecio sin motivo.

 

 

Gaviota Cosmonauta

Por Nawel Bello a Valentina Tereshkova – Ngulumapu Fütra Waria 2019

 

Impactada la Luna

De tan alta fortuna

Conmovida por dentro

Salió al gran encuentro

Del Cosmos y comuna

 

Vieron al mundo girar

En complicidad espacial

Supieron lo esencial

Solo al amar amar

La vida se va a salvar.

Haiku

Matsuo BashōJapón (1644 – 1694)

 

omokage ya oba hitori naku tsuki no tomo

Haiku

Matsuo BashōJapón (1644 – 1694)

 

Visión en sombras. Llora una anciana sola, la luna como amiga.

Quebrá la luna

Gioconda Belli – Nicaragua 1972

 

Quebrá la luna entre tus manos,

Hacéla pedazos

Y úntate de su polvo fino y negro.

 

Protejámonos de los símbolos

Y de los sueños,

Cubrámonos de las frustraciones

Con una costra dura de realidad.

 

Aceptemos el día como día

Y la noche como noche,

Pasando por el tiempo

Con la espalda recta y los ojos secos;

Porque la mente no es dueña de la vida

Y los deseos no son las leyes:

Hay que acatar la moral y el orden,

Revestirnos de una sonrisa de bolsillo,

Apretarnos el corazón en un puño

Y aceptar el sacrificio.

 

 

Luna de Viento y de Noche

Winett de Rokha – Santiago  1943  

 

Si clara, pacificadora y benévola,

si oscura tentadora, imantada, cruel,

densa para los pájaros, apretada de lo húmedo,

externa para los sembrados y los frutos,

interna y cálida para el cuerpo cansado.

Salir a beber la noche desde lo alto,

a escuchar su sombra y el arpegio de su imagen,

abrazar la hechicería de las estrellas,

echar al viento el barco de oro de un pensamiento.

Aisladora, fresca, trinada y absorbente.

Lo blanco más blanco,

lo oscuro más oscuro

y asesinadora de espíritus.

La miramos siempre de espaldas,

como el mar o las mesetas del cordero,

siempre con el corazón azul

a emprender una larga ruta

que comienza en las uñas de los pies

y estalla en la raíz del cielo.

Ningún misterio le es ajeno,

su sal es metálica,

y dulce, tanto, su caña y su fuente.

Cuando salgo al encuentro de la luna

se multiplican las águilas nuevas y las aguas,

el mar se enternece,

el huracán sonríe a la montaña,

mis dedos improvisan un sudario.

Son esas historias redondas, achatándose hacia el Norte

las que dan origen al rayo, varón irreparable.

Ojerosas y desveladas criaturas,

ya es la hora de entregar todas las canciones

al sepulturero nocturno

que pasa tallando con su hacha la tiniebla.

 

 

Luna de Papel

Jorge Teillier – Santiago 1985

 

Tú no sabes quién era Rudy Vallee

(por lo menos eso creo yo)

pero me gusta escucharlo

y también me gustaría escucharlo junto a ti.

Hay tantas cosas que nos unen:

Las tres B

que no son Bach, Beethoven y Brahmns

sino un restaurant de Lautaro

o Ercilla (Bueno, bonito y barato)

donde fuiste la reina de las cerezas.

Te gustan los hermosos barrios

donde las dueñas de casa

conversan en sillas de mimbre en las calles

donde atardece

entre gritos de niños y bocinas de micros.

Te gusta la gruta de Lourdes (que su párroco

nos perdone)

el cognac Napoleón en la guantera del auto

y por eso,

mi gata rubia

te envío una traducción

de una canción

que hace tantos años está cantando para

nosotros Rudy Vallee:

 

Sólo es una luna de papel

brillando sobre un mar de cartón

pero no sería una mentira

si creyeras en mí.

 

Este es un mundo de Empresarios de Circo

donde todo lo desechable se puede conseguir,

pero no sería una luna de papel,

si creyeras en mí.

 

Si no me quieres

todo es un desfile de Miss Chile.

Si no me quieres

todo es una melodía ridícula

tocada en un Sábado Gigante.

 

Sólo quiero una luna de papel

una luna de mentiras

que sería de verdad

si creyeras en mí.

 

 

Es la Luna

Dulce María Loynaz – Cuba

 

–Hermana,

¡cómo eres blanca!

–No soy yo; es la LUNA

que me da en la cara.

–Hermana,

¡cómo eres triste!

Eres triste y HELADA,

eres como una cosa muy lejana.

En tus OJOS HAY BRILLOS de lágrimas

nunca lloradas.

En tus OJOS HAY BRILLOS extraños,

lágrimas CONGELADAS

en quién sabe qué frío hermana.

Hermana,

algo en ti se está yendo,

se va ya, se apaga,

se acaba.

–No soy yo, es… la LUNA

que me da en la cara…

 

 

Romance de la Luna

Federico García Lorca – Granada, 1928

 

La luna vino a la fragua

con su polisón de nardos.

El niño la mira, mira.

El niño la está mirando.

 

En el aire conmovido

mueve la luna sus brazos

y enseña, lúbrica y pura,

sus senos de duro estaño.

 

Huye luna, luna, luna.

Si vinieran los gitanos,

harían con tu corazón

collares y anillos blancos.

 

Niño, déjame que baile.

Cuando vengan los gitanos,

te encontrarán sobre el yunque

con los ojillos cerrados.

 

Huye luna, luna, luna,

que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises

mi blancor almidonado.

 

El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño,

tiene los ojos cerrados.

 

Por el olivar venían,

bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas levantadas

y los ojos entornados.

 

Cómo canta la zumaya,

¡ay, cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano.

 

Dentro de la fragua lloran,

dando gritos, los gitanos.

El aire la vela, vela.

El aire la está velando.

 

 

La luna

Walter Benjamin (de “Infancia en Berlín en el 1900”)

 

La luz que la luna emite nunca se dirige al escenario de nuestra vida diurna. El círculo que ilumina dicha luz de manera incierta parece pertenecer sin duda alguna a una Tierra contraria o adyacente. Porque ya no se trata de la Tierra a que sigue su satélite, la luna, sino de la Tierra transformada en un satélite de la propia luna. Su amplio seno, cuyo hálito era el tiempo, se ha quedado inmóvil; la creación ha vuelto al fin a casa y puede colocarse nuevamente el velo de viuda que el día había brutalmente arrancado. Aquel pálido rayo que llegaba hasta mí pasando la celosía de madera me lo daba a entender bien claramente. Yo dormía inquieto, la luna fragmentaba mi dormir con sus constantes idas y venidas. Y si se encontraba en mi habitación cuando yo despertaba, yo me veía como desplazado, pues la habitación sólo quería albergarla a ella.

 

 

Iceberg

Roberto Bolaño – Barcelona, 1981

 

I

Mi idea de la perdedora que la muchacha conozca a la muerte

pierna fuera de las sábanas como su Chile tocado por la luna

 

Camino astado de conocimiento la puerta se abre

y el tipo sonríe como imbécil su slip abultado por la luna

 

Como Dios conoce a los perdedores ella ha reconocido

la llegada de la muerte el momento Chile su instante de soledad

 

Su pelirroja su solidaridad un Chile debajo del toque lunar

un momento puro el encuentro de la desnudez y su soledad

 

Cuerpo tirado sobre las sábanas mi idea de la perdedora:

por entre las nalgas baja un hilillo de semen como luz propia

 

Su pelirroja grita en tiempos verbales pasados y ella se viene

a través de la idea dedo que en el culo toca la estalactita

 

Poética por ascensión pelirroja por ascensión un delta visual que compone

su Chile erecto tocado por la luna que la sujeta

 

Mientras se viene grita se estremece idea fija otra vez indecible

como cuerpo ensartado que compone transpiración como velo

 

Las manos bajan el calzoncillo y aparece Chile su horror

su grito blanco como el calzoncillo tocado por la luna

 

Su ojo azul se voltea y ofrece la grupa un hilillo de semen

como luz alba enferma que cubre la raya rosada y el ojo marrón

 

Del culo el ojo oscuro cubierto de leche como alba su razón

tocada por la leche como cinta franja línea que aún grita

 

Sus propios tiempos verbales caóticos para componer la figura

De su pelirroja ensartada que se viene hasta la estalactita

 

II

Idea fija otra vez indecible el hilo espeso es una luz propia

Su Chile su arcoiris inmóvil como pulmón de tiempos verbales oscuros

Tocada por la luna su venida su sujección de un eje ondulante

El momento Chile el momento erecto de su pelirroja y de su soledad

Camino astado su idea acoge a la perdedora a través de un eje ondulante

Pelirroja por ascensión la espalda las caderas rasguñadas sujeta a soledad

Como una alambrada la idea horizontal ha permitido un eje ondulante

Tocada por la luna su momento Chile que la penetra como pulmón

Reconociendo la fuga la inmóvil que dice toca el cualquier lugar ensangrentado.

Lua Adversa

Cecília Meireles – Brasil, 1942

 

Tenho fases, como a lua

Fases de andar escondida,

fases de vir para a rua…

Perdição da minha vida!

Perdição da vida minha!

Tenho fases de ser tua,

tenho outras de ser sozinha.

 

Fases que vão e que vêm,

no secreto calendário

que um astrólogo arbitrário

inventou para meu uso.

 

E roda a melancolia

seu interminável fuso!

Não me encontro com ninguém

(tenho fases, como a lua…)

No dia de alguém ser meu

não é dia de eu ser sua…

E, quando chega esse dia,

o outro desapareceu…

Lua Adversa

Cecília Meireles – Brasil, 1942

 

Tengo fases, como la luna.

Etapas de andar oculta,

fases de salir a la calle …

¡Perdición de mi vida!

¡Perdición de mi vida!

Tengo fases de ser tuya,

Tengo otras para estar sola.

 

Etapas que van y vienen,

en el calendario secreto

que un astrólogo arbitrario

Inventó para mi uso.

 

Y rueda la melancolía.

¡su interminable huso!

No me encuentro con nadie

(Tengo fases, como la luna …)

El día que alguien sea mío

No es día de ser suya …

Y cuando llega ese día,

el otro desapareció…

Noche

Alejandra Pizarnik – Buenos Aires, 1956 

 

Tal vez esta noche no es noche,

debe ser un sol horrendo, o

lo otro, o cualquier cosa.

¡Qué sé yo! Faltan palabras,

falta candor, falta poesía

cuando la sangre llora y llora!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!

Si sólo me fuera dado palpar

las sombras, oír pasos,

decir «buenas noches» a cualquiera

que pasease a su perro,

miraría la luna, dijera su

extraña lactescencia tropezaría

con piedras al azar, como se hace.

Pero hay algo que rompe la piel,

una ciega furia

que corre por mis venas.

¡Quiero salir! Cancerbero del alma.

¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!

Aún quedan ensueños rezagados.

¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces

¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?

La muerte está lejana. No me mira.

¡Tanta vida, Señor!

¿Para qué tanta vida?

 

 

Última Luna

Reinaldo Arenas – Nueva York, 1985

 

Por qué esta sensación de ir a buscarte

hacia donde por mucho que vuele

no he de hallarte.

Qué terror sin tiempo ahora me impele

a por sobre tanto terror siempre evocarte.

No ha de encontrar sosiego nuestra pena

(que hallarlo sería comenzar otra condena)

y por lo mismo jamás cesaré de contemplarte.

Luna, una vez más aquí estoy detenido

en la encrucijada de múltiples espantos.

El pasado es todo lo perdido

y si del presente me levanto

es para ver que estoy herido

(y de muerte)

porque ya el futuro lo he vivido.

Ésa, indiscutiblemente, ésa es la suerte

que por venir del infierno arrostro.

Extraña amante,

sólo me queda contemplar tu rostro

(que es el mío)

porque tú y yo somos un río

que recorre un páramo incesante,

circular e infinito:

un solo grito.

AUTOR/A/ES
POR 
Erick Valenzuela Bello
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